Imagina que todas las personas que viven en Barcelona abandonaran su hogar; que, empujados por una guerra o por persecuciones políticas, metieran un puñado de cosas imprescindibles en una pequeña maleta (algo de ropa, quizás un álbum de fotos, un objeto que han ido heredando una generación tras otra) y se marcharan sin saber exactamente a dónde van ni si algún día volverán a ver su casa. Cinco millones de personas con unas pocas pertenencias a cuestas, en busca de una vida mejor o, simplemente, para mantenerse con vida, han abandonado Siria por culpa del conflicto armado en este país de Oriente Próximo que ya dura más de seis años. Son personas refugiadas.
Según el Informe 2016: Las personas refugiadas en España y Europa, publicado por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), el país de origen del mayor grupo de solicitantes de asilo en España es Siria: en 2014 se presentaron 1.679 solicitudes, mientras que en 2015 la cifra aumentó a 5.724. Tras Siria vienen, en orden descendente en este dramática top ten, Ucrania, Palestina, Argelia, Venezuela, Marruecos, República Dominicana, Malí y Nigeria.
CEAR tiene 35 años de experiencia en la atención a refugiados. Lo primero que hacen desde la organización es ayudar a tramitar la solicitud de asilo, explican Verónica Cheble, coordinadora de Marketing y Desarrollo de CEAR y Marta Vallvé, del área de Alianzas Corporativas de la misma entidad. Una vez el Estado acepta el trámite (lo cual no implica la concesión del estatus), las personas refugiadas pasan a alguno de los centros y pisos de acogida que CEAR tiene esparcidos por buena parte del territorio nacional. “En el momento en el que una persona llega a nuestros centros recibe toda la atención básica necesaria: alimento, vestido, atención sanitaria, etc. Durante la estancia en los centros y pisos también se inicia un proceso de integración, donde se comienza con talleres para superar la barrera del idioma”, cuentan en una entrevista con Hazloposible.
El empleo es clave para la integración
Tras esta primera atención básica llegan la siguiente necesidad: la autonomía. Para tenerla, uno de los requisitos es trabajar. “Nuestra área de alianzas con empresas es relativamente reciente. Los primeros meses fueron muy duros. Nos planteábamos un reto muy grande. Llamábamos por teléfono y nos costaba encontrar empresas que estuvieran interesadas en este tema”, cuentan. “Hubo un antes y un después a raíz de la publicación de la fotografía de la muerte en la playa del pequeño Aylan. Y el tema de la fotografía dio la vuelta a la tortilla completamente. A raíz de este impacto mediático, la repuesta de la ciudadanía y de las empresas fue abrumadora. Desde ese día, las empresas se han volcado en ofrecernos ayuda y colaboraciones”.
¿Qué papel juegan las empresas?
“Hay muchos puntos donde la empresa puede tener un rol para reforzar el itinerario de la acogida», afirman las miembros de CEAR. «Vemos que las empresas pueden aportar mucho gracias a sus conocimientos, ofreciendo formación, donaciones para becas, colaborando con mentoring y ayudando a los usuarios de los centros en sus procesos de búsqueda de trabajo –cómo enfocar una entrevista, un CV, etc. – y, por supuesto, apoyando la integración laboral de estas personas. Al final, la integración en el país de destino se logra sobre todo a través del empleo. Y ahí las empresas también tienen mucho que hacer», sugieren desde CEAR.
Algunas de las marcas que han decidido sumarse esta causa a sus acciones de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) son el Grupo VIPS, Iberdrola, Reale Seguros e IKEA.
Café solidario
En 2016 Grupo VIPS puso en marcha el programa piloto «En la línea de salida» para contratar en las cafeterías Starbucks a jóvenes que no han tenido ninguna experiencia laboral. El programa se adaptó para incluir también perfiles de personas con estatus de refugiadas.
Formación para recién llegados
Iberdrola con los refugiados es un programa que tiene por objetivo dotar a quienes llegan a España herramientas que favorezcan su integración. Personal de CEAR dio una charla sobre la situación de las personas refugiadas a las voluntarias y voluntarios de Iberdrola. Tras esta sesión, los voluntarios comenzaron a impartir el taller de «Formación en Herramientas Digitales para la Integración de Refugiados” a miembros de este colectivo. Durante las sesiones comparten con ellos recursos disponibles en Internet relacionados con la sanidad, la búsqueda de empleo, el ocio y la movilidad urbana, entre otros temas. Estas formaciones han tenido tal acogida entre las personas migrantes que se han tenido que ampliar los grupos de beneficiarios y el número de sesiones.
Recreo para todos
En la sede de Reale Seguros de la madrileña vía Príncipe de Vergara, la plantilla puede tomar un café o comer en Recreo, una cafetería gestionada por CEAR y atendida por dos personas refugiadas. Además, los muebles son de L’Estoc: hechos en material reciclado por personas con discapacidad.
Talleres para la empleabilidad
IKEA, colabora habitual de CEAR, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la ONG Accem, ha firmado recientemente un acuerdo con el Ministerio de Empleo y Seguridad Social; la finalidad es favorecer la empleabilidad de las personas que pasan por los Centros de Acogida de Refugiados mediante la formación en sus tiendas.
En el mundo hay alrededor de 21 millones de personas refugiadas. El 20 de junio de 2001 la Asamblea General de Naciones Unidas declaró esta jornada como el Día Mundial del Refugiado.
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