Seguimos contando bonitas historias de Voluntariado en un día tan especial como es el Día Internacional delVoluntariado. Y ahora damos a conocer la experiencia de María Serquera Peyró, profesional de Bankia, miembro de nuestra Red Talento Que Impacta.
María participó este año en una jornada medioambiental con carácter inclusivo con la Asociación Prominusválidos Psíquicos de la Safor (ASMISAF) de Valencia y su experiecia fue muy positiva ¡No pierdas ojo y sigue leyendo!
«Decidimos apuntarnos varios compañeros con nuestros niños pequeños a la actividad organizada por Bankia Voluntarios con ASMISAF, casi ‘sin expectativas’. ASMISAF es una asociación de padres con hijos con discapacidad intelectual con más de 40 años de antigüedad que, principalmente, da servicio de residencia a las personas más necesitadas, y también ofrecen servicios, como un centro de día.
Cuando vimos la noticia por la Intranet, nos motivó el hecho de poder ir con nuestros hijos. Nuestra intención era ayudarles a llevar a cabo el taller de jardinería que anunciaban y pasar un buen ratito un sábado por la mañana. En casa, a mis hijas de 5 y 7 años aproveché para darles la charla sobre que todos somos iguales y que hay que tener respeto aún más, si cabe, por las personas que tienen discapacidades, con la pretensión de evitar frases espontáneas imprevisibles, dadas las edades de mis niñas. Pero nada más pisar el centro, las sorpresas se fueron sucediendo una tras otra.
Nos recibió directamente Amparo, la Gerente de ASMISAF. Nos presentaron a la gente maravillosa que hace posible la existencia del centro. Estaban esperándonos súper expectantes, nerviosos, contentos, motivados (¡era tan bonito verles así!), tanto ellos como las monitoras. Particularmente, me fascinó la frase de una de ellas: ‘Estamos nerviosas y esperamos que todo salga bien’. ¿Nerviosas? ¿De verdad era muy importante nuestra visita?
Nos invitaron a pasar al patio donde tenían preparadas dos mesas (una para adultos y otra para los peques) con los materiales del taller. Cuál fue nuestra sorpresa al ver que ellos eran los que nos ayudaban a nosotros, tanto a montar nuestro pequeño huerto (¡precioso!) como nuestra regadera personalizada.
A los niños les tenían preparado un taller de macetitas que pintaron previamente, decoraron y plantaron su plantita. Fue un placer ver cómo esta gente maravillosa se integraba con todos nosotros, como conseguían guiarnos con sus explicaciones y como conseguían hacernos reír. ¡Gracias!
Todos nos fuimos de allí con muy buen sabor de boca por el maravilloso ratito pasado, la lección educativa recibida por nuestros niños y sabiendo que hay una gran organización velando por esta gente que tanto tiene que enseñarnos (no sólo a crear nuestro huerto…).
Repetiremos, nos han dejado un buen recuerdo en el alma».
Gracias a Bankia por impulsar y apoyar el voluntariado entre sus profesionales y a María por compartir su experiencia y transmitirnos la importancia de dedicar parte de nuestro tiempo a otras personas.
¿Te has quedado con ganas de más? ¡Echa un vistazo a la historia de Nuria!