María Ramírez lleva cinco años trabajando en Starbucks, de Grupo Vips. Actualmente, es supervisora en una de las cafeterías del centro de Madrid. Estudió trabajo social y colabora de forma voluntaria con varias ONG dentro y fuera de su empresa.
Este año, además, María ha decidido sumarse al Give & Gain y contarnos su experiencia en primera persona.
«El año pasado me hablaron de un proyecto de voluntariado corporativo de Starbucks llamado ‘En la línea de salida’, que promueve la inserción social y laboral de jóvenes refugiados en colaboración con CEAR y la Fundación Exit. Me pareció muy interesante pero, por una serie de circunstancias, no me fue posible participar. Este año lo volvieron a sacar coincidiendo con el Give & Gain y decidí apuntarme.
Me incorporé al proyecto como mentora, que consiste en acompañar a uno de estos chicos en su día a día, quedar con ellos una o dos horas a la semana para verse y comentar ciertas cosas que les ocurren en su vida diaria, en el trabajo… hablar de los temas que les preocupan. En mi caso, también tenemos mucho contacto a través del teléfono y del email. Los voluntarios les ayudamos a resolver sus dudas sobre cómo hacer determinados trámites, estamos pendientes de cómo están, de cómo llevan el aprendizaje del idioma… Básicamente, es como si fuéramos amigos, se trata de un acompañamiento a largo plazo.
Yo soy mentora de un chico de 20 años nacido en Armenia que estudia Ciencias Políticas en Madrid. Hablo con él casi todos los días y me cuenta cómo está, cómo se siente. A veces se agobia porque le cuesta gestionar su tiempo y compaginar sus estudios y su trabajo en Starbucks. Yo intento tranquilizarle y le doy consejos sobre cómo priorizar sus tareas y seguir avanzando.
No se trata solo de donar, sino de formar y dar un salario, de responder a las necesidades reales
Me resultó muy curioso que Starbucks impulsase un programa social para personas refugiadas. Sé lo que cuesta encontrar trabajo siendo joven, y más si eres de otro país. Si encima por tu situación política tienes que estar siempre realizando trámites y renovando papeles… pues más aún. Esto no debería ser así porque se trata chicos y chicas perfectamente preparados y con muchas capacidades. El hecho de conseguir lo que han conseguido ya dice mucho de ellos. No necesitan ayuda, sino ciertas herramientas para conseguir por ellos mismos los objetivos que se propongan. Solo buscan un medio de vida.
Las empresas trabajan dentro de una sociedad y la sociedad tiene ciertas necesidades. Que una empresa se involucre con la sociedad con la que convive… es algo que no se suele ver muy habitualmente. No se trata solo de donar, sino de formar y dar un salario, de responder a las necesidades reales, en este caso a las de las personas refugiadas. El hecho de que Starbucks promueva esa inserción y estabilidad laboral de chicos y chicas en esta situación me parece muy positivo. Esa estabilidad laboral les otorga estabilidad emocional, pues saber que vas a recibir un salario todos los meses y vas a poder pagar tus cosas tranquiliza y, sin duda, es el primer paso para insertarte en una sociedad con total normalidad».