El 23 de septiembre, gracias al Observatorio de Voluntariado Corporativo, nos reunimos más de 30 personas procedentes del ámbito empresarial y de organizaciones sociales para charlar, reflexionar y compartir sobre voluntariado corporativo.
Hace unas semanas reflexionábamos en esta misma sección sobre un estudio que destacaba que el voluntariado corporativo tiene mayor peso en España que en Latinoamérica a la gestión de recursos humanos. Hace unos días en la I Jornada de Debate sobre Voluntariado Corporativo pudimos comprobar que esta prioridad por la gestión de personas es constante y prioritaria en este ámbito.
Entre quienes asistimos a esta Jornada había personas de departamentos de responsabilidad corporativa, recursos humanos, comités de voluntariado… de procedencia diversa pero con una preocupación compartida por destacar el valor del voluntariado corporativo como herramienta en la gestión de la plantilla. Se recalcó el valor que puede aportar el voluntariado corporativo como elemento de unión entre la dimensión interna y externa de la responsabilidad social de las empresas, pero en las diferentes mesas era recurrente el tema de alinear el voluntariado corporativo con la gestión de personas, es decir, con la dimensión interna.
Junto a otros temas interesantes como el voluntariado en jornada laboral, indicadores, la comunicación de este tipo de programas o su relación con la cultura empresarial, hubo en las diferentes mesas otras dos constantes:
- La necesidad de una mayor implicación de la alta dirección y mandos intermedios, y no sólo mediante su apoyo formal al programa de voluntariado, sino mediante su participación activa en las diferentes acciones propuestas. La participación del equipo directivo facilitaría su difusión, tanto externa como en la propia empresa, y apoyaría la justificación interna del programa.
- La vinculación entre el voluntariado corporativo y la formación; el voluntariado puede dar mucho juego en el futuro como herramienta en la adquisición de habilidades y capacidades por parte de la plantilla. Su “equiparación” con la formación le dotaría de más recursos, e incluso, se tendría en cuenta de cara a las evaluaciones profesionales de desempeño.
¿Parece real que se pueda utilizar el voluntariado corporativo como un instrumento de formación? ¿Correríamos el riesgo de olvidarnos o minusvalorar el impacto social que debe tener el voluntariado? ¿Estamos las ONG preparadas para valorar en los puestos de voluntariado qué habilidades profesionales se están desarrollando y luego poder medirlas?