“La empresa era el malo de la película”, recuerda Teresa Rodríguez, Directora General de la Fundación Balia.
De la percepción de que las empresas solo “querían lavar su imagen” a través de las ONG, el Tercer Sector pasó a contemplar la posibilidad de trabajar en alianza con ellas.
Se han reducido clichés y barreras. Y las ONG, además de financiación, han empezado a mostrar interés por el resto de recursos que las empresas pueden ofrecerles.
“No venimos a pedirte dinero, sino a ofrecerte la oportunidad de participar”. Así resumía Teresa esas primeras llamadas de las ONG a las puertas de las empresas con el objetivo de colaborar más allá de las donaciones económicas. Un primer paso con el que, recuerda, «comprendimos la necesidad de derribar barreras».
Y de ser flexibles, como añadía Javier Martos, Director Ejecutivo de UNICEF España. Atrás quedó eso de “o me lo financias tal y como lo he diseñado o no me interesa tu colaboración”. Siempre que no nos distraigamos de nuestra misión, ¿qué tiene de malo aceptar la posibilidad de cambio? Con humildad, con confianza y conociendo los valores y las competencias del que será nuestro aliado.
Quizás la clave esté en ese equilibrio al que aspiraba en su intervención Mercedes Gutierrez, Country Sustainability Manager de IKEA España: «retos comunes y relaciones equilibradas, relaciones no de padre-hijo… sino de padre-padre.”
En definitiva, para que las colaboraciones ONG-empresa alcancen el éxito hacen falta una serie de cuidados como el conocimiento y respeto mutuo, la coherencia, la profesionalidad, el rigor, los objetivos compartidos, la transparencia y, no menos importante, la copropiedad de la alianza.
Y de todo ello hablamos la semana pasada en Tejiendo colaboraciones ONG-empresa con alto impacto social, un encuentro organizado por ESADE en Caixaforum Madrid y moderado por su director Ignasi Carreras. En el evento se presentó la publicación «Colaboraciones ONG y empresas que transforman la sociedad» y se analizaron cuatro tipos de alianzas distintas entre empresas y ONG según las motivaciones que les conducen a colaborar entre sí.
¿Por qué colaboran las ONG con las empresas?
¿Por qué colaboran las empresas con las ONG?
¿Cómo colaboran? 4 formas distintas según la motivación
1. Sumar esfuerzos y ganar eficiencia de forma sostenida (largo plazo)
Es el tipo de colaboración más habitual entre ONG y empresa. Las entidades alían sus esfuerzos y sus recursos con el objetivo de lograr un impacto y eficiencia mayor del que lograrían por separado. Son colaboraciones sostenidas a largo plazo en las que la intensidad y la complejidad de la alianza aumentan con el tiempo.
Ejemplos: Futbol Club Barcelona + UNICEF. El Barça quería un acuerdo que beneficiara a ambas partes. ¿Cómo? Llevaría el logotipo de UNICEF en su camiseta (lo que para el supone una identificación con una marca de ONG conocida como es UNICEF) y a cambio club efectuaría una aportación económica de un millón y medio de euros cada año en proyectos de la organización. Se acordó también que UNICEF gestionaría el donativo en colaboración con la Fundación del Barça; es decir, que los proyectos en que se invirtiieran los fondos se decidirían conjuntamente.
2. Mejorar la calidad de la intervención social mediante competencias complementarias, cadenas híbridas de valor
Son el segundo tipo más común de colaboración. La clave en este caso es la complementariedad entre las instituciones. El partner se selecciona en la medida en que, por tener competencias complementarias, permite mejorar la intervención social. Aunque separadas fueran ambas igual de eficientes, juntas se complementan posibilitando el proyecto.
Ejemplo: Programa Infraestucturas Sociales de Ferrovial + Ayuda en Acción e Intermon Oxfam. proyectos de infraestructuras de agua y saneamiento en Colombia y Etiopía. Ferrovial pone el conocimiento técnico de sus empleados voluntarios, así como la financiación. Las ONG cuentan con el conocimiento del terreno y de cuáles son las necesidades de sus comunidades.
3. Generar innovación social y capacidad emprendedora
Se trata de alianzas en las que las organizaciones se unen para desarrollar conjuntamente nuevos productos, servicios o proyectos que aporten valor social y contribuyan a mejorar un problema de la sociedad. Algunas ONG muestran precaución frente a este tipo de colaboraciones ante la posibilidad de que, bajo el lema de la innovación social, las empresas se aprovechen de sus recursos para fines meramente comerciales. Por ello, este tipo de colaboraciones suelen ser más exitosas cuando la relación empresa-ONG ya está consolidada.
Al permitir una mínima rentabilidad, asegura su sostenibilidad más a largo plazo y no está tan condicionada a la aportación de recursos por parte de ambas instituciones para su financiación.
Ejemplo: IKEA-ACNUR. IKEA es una empresa con grandes capacidades y conocimientos en logística. ACNUR es, dentro de la ONU, una de las agencias líderes en temas logísticos. Con la predisposición de la Fundación IKEA de estudiar cómo ayudar a los campos de refugiados y el interés de ACNUR en innovar en el campo de la asistencia humanitaria, se iniciaron las conversaciones y las vías de cooperación entre ambas partes han seguido madurando. [Más]
4. Promover cambios locales y globales
Alianzas que tienen como objetivo conseguir mejoras o cambios determinados, generalmente de tipo social o medioambiental; por ejemplo, una alianza para acabar con una práctica que es común en un determinado sector y que viola un derecho humano. ¿Cómo? Promoviendo prácticas éticas mediante la creación de un sello, por ejemplo.
Tienden a agrupar, bajo un mismo paraguas, entidades de distinta índole (Tercer Sector, administraciones públicas, sector empresarial, gobiernos, consultoras, universidades…). Reunir a un número tan amplio de agentes es lo que la diferencia del resto, y por ello uno de sus mayores retos es el diseño y definición de protocolos de participación y toma de decisiones.
Ejemplo: Zaragoza, ciudad ahorradora del agua. ECODES impulsó un movimiento social, con entidades públicas y privadas, para hacer frente al problema del agua coordinando los tres actores claves para lograr el cambio ambiental: empresas, ONG y las administraciones públicas.
Los cuatro tipos de colaboración entre empresas y ONG demuestran que, de la pura filantropía, hemos avanzado hacia modelos que persiguen un mayor impacto social y que requieren un análisis previo en el que cerciorarse de que los valores de las dos partes implicadas encajan entre sí.
Que existan cuatro maneras diferenciadas no significa ni que sean excluyentes (entre una empresa y una ONG pueden suceder simultáneamente dos tipos de colaboraciones) ni que no pueda evolucionarse de unas a otras según lo que la propia alianza vaya pidiendo.
Aunque el camino es largo y queda todavía trayecto por recorrer, cada vez hay más empresas interesadas en acercarse a las ONG y más ONG dispuestas a situarse más próximas a las empresas. El desconocimiento está poco a poco convirtiéndose en conocimiento mutuo. Y de ciertos prejuicios se está pasando a una mayor sensibilidad social, tanto de las empresas como de sus trabajadores, quienes valoran de manera muy positiva el poder contribuir con su trabajo a mitigar determinados problemas sociales.
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[Imágenes y fuente:, “Colaboraciones ONG y empresa que transforman la sociedad”, de ESADE]
